sábado, 7 de septiembre de 2013

Princesa oscura

Ayer una chica me habló de plumas como vehículos de libertad, plumas formando alas que se elevan con la fuerza de las letras, vuelos llenos de arte que se llevan tatuados en lo más profundo sin necesidad de entintar el cuerpo pues lo orgánico caduca mientras que las palabras persisten en la idea romántica que tenemos de la inmortalidad.

Mundo voraz

Me acosas a diario, te niegas a perderme, tu persecución me refuerza en cada intento lo patético que eres, ¿por qué te enoja tanto perdernos? El grueso de la humanidad está contigo sin vacilar ¿qué te angustia? Qué furia tan grande la tuya cuando me viste nacer de nuevo, no olvido tu rostro intolerante poblado de miradas inquisitivas, por supuesto que me atemorizaste, pero en definitiva era más el temor de una vida a tu lado. Ser parte de ti fue tremendo, simplemente inolvidable, por fortuna será un recordatorio cotidiano de lo que no quiero ser y me resultará imposible no sentir profunda lástima por ti. Mi muerte al ser auténtica vale infinitamente más que tu supuesta vida. Para mí lo que tú llamas vida vale nada y mi camino que tanto te aferras en descalificar es tan mío que nada te debo. Lo que más repudias de mí es que asumí mi existencia y bajo dicho concepto te multiplicas siempre por cero. Mi gran ventaja es que no tengo que ser perfecta como tú, salvaje y nativa como nunca entenderás. Rutas inexploradas aguardan por mí, imposible perderse porque todos son destinos, me debo a mí misma tantas locuras que no podía darme el lujo de seguir gastando mi tiempo contigo.

De niña...

De niña me ocultaba bajo las cobijas intentando hacerme invisible a los ojos de una madre que entraba a mi cuarto dispuesta a matarme.
De niña me aferraba cual alpinista en caída a las rocas, a los brazos de mi padre, porque entre ellos el mundo amenazante que me rodeaba y me atemorizaba desaparecía y sólo sentía su corazón latir junto a mi cuerpo, era el lugar más cálido y seguro que he conocido jamás.
De niña mi abuelo me enseñó a escapar de la muerte y la desesperanza entre las notas de una sinfonía de Beethoven, mi abuelo partió y mi alma aún no regresa.
De niña deseaba con todas mis fuerzas un perrito porque nadie me acariciaba, nadie me quería, a nadie podía dar amor sin ser violentada, solo quería un amigo  inocente  para no olvidarme de amar y para que al menos él se alegrara de mi existencia. Mi madre echó a mi perro a la calle, no estuve con él más de tres días.
De niña todos los días anhelaba morir mientras dormía, nunca sucedió ni siquiera porque se lo suplicaba a los Reyes Magos año tras año.
De niña quería desaparecer cuando otro niño fijaba su mirada en mí para hacerme daño y cerraba los ojos, pero la “negra cochina y tonta” no podía tornarse transparente y todos chocaban con ella.
De niña me enseñaron que no valía nada, que casi nadie me quería, que el que me quería me abandonaba, que debía ser castigada por ser tan estúpida y fea, que nadie quería ser mi amigo, que tenía que comer en el piso, que si tiraba un vaso con agua debía ser quemada, que si no aprendía una multiplicación debía ser golpeada hasta sangrar, que si hablaba todos se burlarían y me humillarían, que nunca debí nacer.
Aprendí a convivir con mi soledad, con mi miedo a vivir, cambié mi voz por la pluma y la hoja que son testigos silenciosos de mi pensamiento, no esperé ni espero que nadie me ame con esa forma linda que nunca he conocido, comprendí que la mayoría del mundo está muy enfermo y que no dudarán en hacerme daño al primer descuido, me quedó claro que soy invisible porque de todo el mundo que me ve nadie me percibe, nadie me toma, nadie me escribe; tengo la certeza de que mi segundo de existencia no tiene sentido en un universo tan grande, mi vida o mi muerte no hacen diferencia alguna, vivo sin significado, no encuentro sentido.
Ahora no necesito cerrar los ojos para pretender volverme invisible y escapar del peligro, ahora soy invisible porque todos me han ido borrando, porque el vacío de amor que habita en mi pecho ha devorado hasta a mi sombra, porque si estoy o no estoy el mundo sigue girando.

martes, 16 de abril de 2013

Siempre me ha parecido tonto compartir lo que escribo, compartirlo así nada más. Hay muy pocas personas en este mundo a las que les doy o les he dado algo de lo que escribo, vaya que son especiales, fuera de ellas no entiendo para qué mostrárselo a alguien más. Por cada cosa que publico aquí, tengo mil más rondando mi cabeza, casi nunca llegan a las hojas y mucho menos a este sitio. Aún no entiendo por qué vengo aquí a publicar de vez en cuando, hay muchas cosas que no entiendo y sigo en ellas. Soy una persona muy muy rara, pero persona finita, limitada y frágil como todos, al final terminaremos mezclados en la misma materia, todos, los que nos odiamos, los que nos amamos, los que van sin pensar, los que pensamos, al final creo que todo da lo mismo y es terriblemente duro vivir así.

Nunca la volveré a mirar igual

Sus senos pequeños me resultaron el día de hoy tremendamente tentadores, seguro son suaves, tiernos y se amoldan muy bien a mis manos, su cabello es un largo tránsito entre lo quebrado y lo chino, podría tejer un velo en mi rostro para no mirar más allá de su sonrisa coronada por una nariz grande y mirada triste e inocente. Cambio de lugar a la clase siguiente para quedar justo detrás suyo y mirar su espalda, tal vez escuchar su voz y, aunque más difícil, tal vez percibir su olor. Seguro se vería lindísima derramando en mi rostro la esencia núbil de su pubis natural jamás tocado por una navaja.

Ayer no la miraba, ni mañana la volveré a mirar igual, la fugacidad de mi deseo es casi de la duración del aleteo del colibrí. Pasa a mi lado en cada clase, a veces me mira, me da igual si viene vestida o viene desnuda, realmente no me interesa cruzar miradas con ella, mucho menos palabras, sólo fue en aquel día uno más de mis tantos motivos poéticos.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Hoy es uno de esos días en los que todo dentro de mí me pide a gritos el punto final. Me pregunto cuánto tiempo más podré postergar esto que es irremediable.

jueves, 13 de septiembre de 2012

No siempre encuentro un título

¿Sabes? Esto que escribiré es producto de mis patologías mentales, de mis carencias afectivas, de mis heridas infantiles. Nadie tiene que responder por ello, mucho menos tú. El caso es que tengo que escribirlo, sí "tengo que", no sabes cómo se siente tener tantas historias dando vueltas en tu cabeza buscando una fuga, es enloquecedor.

Me encantaría que lucharas por mí, me encantaría recibir una carta tuya, una frase tuya, una flor en la puerta de mi casa, que me dedicaras una canción o tan solo que me obsequiaras una piedrita que hayas encontrado en el camino. Siempre he pensado que no pido mucho, detalles básicos que me pinten una enorme sonrisa y me enamoren de tu alma. 

No quiero verte ahí cruzada de brazos esperando que yo vuelva, quiero que me veas pasar y me laces con un beso a media calle sin fijarte en los demás, con una frase en una servilleta, con la emoción que se siente cuando ves andar a la persona que amas. 

Quiero que me mires con deseo, que te moje oírme hablar, que te mueras por tocarme; quiero que me tomes de la mano y me beses en los cruces; quiero que nos tiremos en el pasto a contemplar las nubes, a ponerles nombre, a fabricarles historias; quiero una noche en el balcón compitiendo por ver quién le escribe los versos más bellos a la luna; quiero una tarde tranquila llena de música clásica recostada en tus piernas mientras acaricias mi cabello; quiero poder hablar contigo de lo controversial de la vida sin que pienses que te ataco; quiero que entiendas que no soy normal y que nunca voy a ser feliz, que mi felicidad no depende de ti ni de nadie; quiero que sepas que yo jamás haría las cosas buenas que tú haces, yo no quiero ayudar a nadie, no puedo conmigo misma, no me interesan los demás pero siempre respetaré y admiraré tus actos.

Ven por mí, no me pierdas así tan fácil, yo ya estoy muy cansada.

Pero tú no tienes que ser todo lo que yo quiero, simplemente debes ser tú y yo amarte así como eres. Y créeme, te amo así como eres pero tengo unos enormes abismos que me llaman y que quiero clausurar con tu amor pero no funciona porque tú no eres así ni tienes que serlo. 

Cada día me rompo más, cada día tengo más vacío, cada día me queda más claro que este no es mi tiempo, cada día tengo menos que ofrecer. ¿Recuerdas mi prototipo de chica ideal? Diario en los pasillos de mi facultad encuentro muchas y son tan bellas que no puedo dejar de mirarlas, rayo en lo obsceno. En otro tiempo a cada una le hubiera escrito un poema y con cada una hubiera tenido charlas espectaculares y a cada una la hubiera besado, la hubiera enamorado, le hubiera regalado una linda historia de amor y el mejor sexo del mundo, tú lo sabes. Ahora pregúntame a cuántas de ellas les he hablado o les he escrito algo. A ninguna, mi apetito ha muerto, mejor que ninguna de ellas se percate de mi existencia.

Y nada.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Nadie debería enamorarse de mí

Y es que el título de todo esto me lo recordó hoy mi_luna_llena, me sorprendió mucho que me lo dijera porque yo siempre estoy diciendo lo mismo, fue como un espejo, una cosa muy rara.

Estoy muy mal o muy bien, no hay puntos medios para que estas letras puedan florecer. Recordé una escena particular, me vi en un rincón del apartamento, sola pero en un rincón. ¿De qué me escondía? De la vida seguramente. ¿Por qué en un rincón si tenía todo el lugar solo para mí? Tal vez porque así sentía que al menos las paredes me abrazaban, frías y duras pero algo me acogía. ¿Y qué hacía? Llorar sin consuelo posible, llorar y llorar, me hacía bolita, empezaba con las gesticulaciones faciales que preceden al lagrimeo y de pronto, explotaba y sabía que no iba a parar en mucho tiempo, por eso esperaba a estar totalmente sola y sabía que tenía muchas horas en las que nadie llegaría a casa, solamente así sentía la plena libertad de llorar. Mis amigos siempre preguntan por qué no lloro lo normal en las películas que lo ameritan. El primer punto es que no soy normal y el segundo es que he llorado tanto por realidades tan irrenunciables, que las pocas lágrimas que me quedan no tienen la mínima intención de salir a recibir a una actuación. 

Últimamente he descubierto que puedo llorar en seco, sí, mis ojos se ven tristes, no hay lágrimas pero sí una gran tormenta por dentro que inunda y derriba todo cuanto encuentra a su paso. Es curioso porque puedo estar en medio de una clase, puedo ir en el metro e incluso conversar con alguien mientras lloro como aquellas veces en que me abrazaban las paredes. Hoy quiero ese rincón, pero no estoy sola, quiero que todos en esta casa desaparezcan, quiero bajar al sillón en el que mi abuelo y yo siempre escuchábamos a Beethoven, ah mi abuelo, siempre te necesito tanto, te busco en la música, en las estrellas, en la luna, en las montañas, en mi sangre, ¿dónde estás? Es obvio que ya no estás y no me puedo engañar con la idea romántica de que tal vez me observas y me sigues guiando, en algún punto debo entender que lo romántico no es funcional en este mundo. 

Las mejores cosas de mi vida siempre se van, tal vez sí hay un destino y ese es el mío, no lo sé, nunca sé nada. Las cosas que más he amado ya no están en este mundo y no comprendo por qué carajos yo tengo que estar aquí, sí, "tengo que". ¿Quiero estar aquí? No, para nada, no me gusta, odio estar aquí, cada día me pesa como si fuera cargando toneladas de plomo. ¿Por qué sigo aquí? Porque tengo este tonto corazón incapaz de abandonar, soy incapaz de abandonar al que me llena la cara de baba cada vez que me ve y que agita su cola como si estuviera viendo algo realmente maravilloso, soy incapaz de abandonar al gatito que siempre acude a mí por su dosis de amor, soy incapaz de abandonar a un hombre que me abandonó por muchos años pero que amo casi en silencio porque no se deja amar: mi padre. 

Por eso siempre digo que nadie debería enamorarse de mí, nunca lo hagan, nadie, es de lo peor que pueden hacer en la vida. Soy una persona triste, muy triste, siempre y eso no va a cambiar, yo no quiero ser feliz, mi concepto de felicidad y el mundo en el que vivo son absolutamente incompatibles. Tengo ratos felices, claro y me encantan, valoro y amo mucho aquello y a aquell@s que me regalan felicidad y lo saben, nunca me canso de decirlo, cada ser humano que me ha pintado una sonrisa en el alma está enterado y es algo que nunca tendré cómo agradecer. Yo no sé cuántas personas se han enamorado de mí pero son muy pocas y eso me alivia bastante porque creo que he lastimado lo menos posible. No me gusta salir de casa, no me gusta ir a fiestas, no me gusta estar con la gente, lo único que deseo es estar en mi cuarto, escribir y esperar a que llegue un buen momento. 

Me veo como en una sala de espera aguardando con ilusión a que se abra la puerta y me llamen, no sé a dónde me va a llevar, pero cualquier lugar o no lugar es mucho mejor que aquí, aquí todo me pesa, todo me duele, todo me llueve, todo se me niega, todo está podrido desde el inicio, estoy tremendamente agotada. No sé cuándo se abrirá esa puerta y tampoco puedo quedarme ahí sentada sin hacer nada mientras espero porque me volvería aún más loca, entonces hago cosas que me gustan para que la espera no sea tan cruel, estudio lo que siempre he querido estudiar, escucho mi música favorita, acumulo kilómetros sobre dos ruedas movidas por mis piernas, hago yoga, pienso, escribo y hasta me enamoro inesperadamente, este último punto es difícil. Me enamoro y busco ese romance de novela porque no me gustaría irme sin saber qué se siente que te amen de esa forma pero al mismo tiempo espero que la persona que amo no se enamore de mí porque yo mañana puedo ya no estar y eso es una crueldad enorme. Por eso siempre he salido con personas que tienen compromisos o con personas que sé que no se enamorarán de mí o alejo a la gente lo más posible, siempre. Soy incapaz de lastimar incluso a una cucaracha que tanto daño me hace. 

Nunca planeo ni deseo enamorarme, lo evito de mil maneras pero cuando menos lo imaginas, de la manera más inesperada sucede y es una sensación bellísima, descubre partes de mí casi vírgenes, me llena de un bienestar enorme pero también me angustia porque sé que no tengo grandes cosas que ofrecer y no quiero dejar destrozos a mi paso. Amo por el placer de amar, no espero nada a cambio porque no tendría los recursos suficientes para honrar que alguien me amara de esa manera que yo sueño, no puedo, me queda muy claro que jamás tendré ese amor bonito, es un hecho que tengo bastante asumido, lo más que puedo hacer es amar con todo lo que tengo, así de natural, de libre, de sincero, de grande; lograr decirle a mi_luna_llena lo tremendamente especial que es y lo bien que me hace sentir, lo mucho que agradezco su existencia, lo mucho que me encantaría darle el amor que se merece para que ella también pudiera volver a sentir de nuevo, pero soy siempre un ser moribundo y ella es tan bella que se merece mucho más que mis restos. Lo que puedo es escribirle el tiempo que me queda, enviarle cartas, postales, algún regalo, dibujarle la mayor cantidad de sonrisas posibles, vibrar con su voz, maravillarme con sus letras, esperar que este amor que siento pueda darle alegrías y dejarle algo lindo, nunca hacerle daño. A mí me basta con su existencia, mi amor no necesita más motivos ni esperanzas que saber que en algún lugar al otro lado del océano se encuentra la mujer más bella del mundo dedicándome una que otra vez alguna de sus sonrisas.


No soy buena amiga, no soy buena novia, no soy buena hermana, no soy buena hija, no soy buena nieta, no soy buena con mi perro. Por eso no hablo con nadie, por eso no busco a nadie, por eso no recojo a cada perro que encuentro en la calle, por eso evito todo contacto posible, estoy siempre tan ausente que creo que todos se tardarán mucho en saber que ya no estoy y lo único que deseo es no hacerles daño o hacerles el menor daño posible porque todos han sido muy buenos conmigo. He estado perdiendo cosas maravillosas y no es que no quiera recuperarlas, es que no quiero que estén tan cerca de mí porque no quiero hacerles daño. Soy experta en el dolor y lo conozco tan bien que es lo último que deseo provocarle a la gente que aprecio.

Yo no necesito que nadie me salve, no estoy a salvo en este mundo, solamente quiero que me dejen ir. No quiero tener nuevos amigos, no quiero tener más perros, no quiero tener una novia que me haga el centro de su existencia, no hago planes, no he pensado en una casa, en un trabajo, en un futuro, solo quiero descansar, solo quiero sentir que floto, quiero volar. Y sigo sosteniendo que yo nunca debí haber nacido y siempre les pediré que me perdonen por no haber logrado ser lo suficientemente invisible como para que, a pesar de lo maravillosos que son, nunca me hubieran notado y no tuvieran que pasar por este trago amargo, lo siento mucho, ojalá que ustedes no me hubieran conocido a mí, pero en lo que a mí respecta ha sido de lo más bello del mundo haberlos conocido a ustedes. Mi Tomás, mi abuelo, mi Coconi, mi Lorenzo,  mi hermana, mi quesito, mi_luna_llena, mi papá, mi Sevi, mi Renato, mi Fede, mi jansilva. Les antepongo "mi" porque de verdad que cada uno de ustedes son un enorme e indispensable trozo de mi ser, si alguno de ustedes hubiera faltado nunca hubiera conocido la felicidad ni la amistad ni el amor.

¿Por qué escribo esto? Porque siempre lo tengo en la cabeza, como mil cosas y nunca lo escribo. Creo que es importante hacerlo porque la vida es muy frágil y las decisiones que uno toma no siempre tienen la calma y el temple requerido. Si algún día esto aplica, me sentiré tranquila de que se los he dicho y si no, pues nada, es lo que tengo siempre en la cabeza y ya.

Pienso también que no debo escribir tanto, pero sé que es peor no hacerlo. También sé que ya es muy noche, que no he comido, que estoy tan deshidratada que he querido llorar y no he podido y que lo mejor que podría  hacer en estas condiciones es irme a la cama, me encantaría que alguien me abrazara toda la noche, me encantarían muchas cosas pero la realidad me anula.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Me olvidé de querer y de escribir

Siempre he buscado la perfección en lo que escribo, hoy me he dado cuenta de que eso  me ha dejado sin escribir por mucho tiempo. Nunca estoy conforme, siempre encuentro errores, quiero regresar una y otra vez al texto para ver qué modifico, qué elimino, qué puedo agregar para hacerlo mejor. Quiero dejar de pensar en eso aunque sea a ratos para poder venir y escribir así como venga, todo el tiempo tengo este impulso y no lo puedo seguir enterrando por saberme no experta en esto. En el último año mi vida ha tenido cambios tremendos, brutales, mi vida nunca ha tenido un rumbo, nunca la he entendido, la gran mayoría de los días me siento tremendamente cansada, no quiero nada, solamente dormir y no despertar, ese es uno de mis deseos más frecuentes desde que tengo memoria, tal vez de las pocas cosas constantes en mi vida. Me cuesta trabajo sentirme bien, muchas veces mi bienestar se va fabricando por necesidad, pero un bienestar natural, fluido, puro, eso sí que casi nunca me pasa. Hoy me siento así, me siento muy bien, me siento tranquila, inspirada, puedo decir que voy flotando, es muy bello. He dicho que cuando no estoy muerta estoy escribiendo, has venido a llenarme de vida, de un modo muy raro pero también muy verdadero. Hace años que no me sentaba a escribir así nada más, no hay manera de agradecerte esto, nunca la habrá. Tal vez siento que de esta forma puedo enseñarte lo que soy o lo poco que hasta este momento sé que soy. Busco maneras de alcanzarte, de burlar la distancia, busco maneras de tocarte y de que me percibas tan real como sea posible. Cuando escribo soy yo. Quiero escribir para que me conozcas. Hace mucho me olvidé de los verbos querer y escribir, hoy quiero y escribo muchas cosas pensando en ti.

viernes, 11 de noviembre de 2011

De un gatito muerto en la calle

Muertes inocentes que masacran significados indispensables e irrenunciables, tumbas sin existencia ni pertenencia llamadas calles. No fue su cadáver lo que me dejó en estatus nauseabundo sino las patéticas piezas que condicionaron dicho desenlance que me llena de rabia.

martes, 8 de noviembre de 2011

El concierto de Sabina


Tenis rosas, sí, sí, escogí mis tenis rosas para ir a ver a Joaquín. Todos saben que no me gusta el rosa, pero tengo unos tenis que vomitan ese color por todos lados y los uso a diario, tal vez porque seguro son el último regalo de mi papá y me los dio con mucha emoción, tal vez porque son de lo más cómodo del mundo, tal vez porque me reconcilian con ese color con el que siempre soy tan injusta sin argumentos sólidos, por la razón que sea, el caso es que tomé mis tenis rosas, mis jeans negros y una blusa roja con botones. Oh sí, esa blusa roja con botones y es que mis senos se ven tan deliciosos en esa blusa, los primeros dos botones desabrochados y mis exquisitos 34-C suaves se asoman al mundo, jaja, como si Sabina los fuera a ver.  No podía faltar mi chamarra de los Pumas, no por frío sino porque traigo una gripe diabólica y no quiero que empeore, ah claro, y la bufanda.

Salí de mi casa hacia el metro, ya estaba oscuro, Lázaro Cárdenas-Tacubaya-Auditorio, fácil.  Es curioso, sales del metro y un arreglo de puestos callejeros crean una especie de camino preparatorio hacia el Auditorio, por todos lados ves plumas, vasos, tazas, fotos, discos, gorros, playeras, bufandas, pulseras, ceniceros, encendedores, chamarras, libros y seguro más cosas a las que no les presté atención, llevaba cinco pesos en la bolsa y un boleto del metro, así que tal vez por eso reprimí mis deseos prosouvenir. Decidí entrar al Auditorio y además de las muchas chicas guapas que llamaron mi atención, también me vi rodeada de una gran cantidad de gente mayor, pocos jóvenes, más hombres que mujeres, eso sí, no vi otros tenis rosas además de los míos pero sí a muchos que me veían feo por llevar mis tenis, nada raro, estoy acostumbrada a las miradas feas. Visité los stands de souvenirs oficiales, me gustó la bufanda, maldita bufanda, quedará en mi recuerdo. Se acercaba la hora, yo caminaba y caminaba para distribuir mi energía emocional, subí y bajé muchas veces las escaleras, pasé por todos los puestos, vi rápidamente la exposición del Grammy Latino, incluso fui al baño.

Es importante mencionar que no me gustan los conciertos de este tipo, para ser específica para mí un concierto es ir al Palacio de Bellas Artes a escuchar música clásica, así me enseñó mi abuelo y así me gusta, las únicas tres personas por las que pago y por las que me entusiasma de sobremanera e incluso me resulta indispensable ir a ver son Sabina, Sanz y Silvio, nadie más. Eso de las multitudes cantando y gritando no es lo mío, pero deberían verme gritar y cantar con esos tres, ¡carajo, hasta llorar!

En la segunda llamada decidí entrar a buscar mi lugar, no me gusta que me acomoden, tengo la capacidad suficiente como para encontrar mi asiento en un lugar que posee todos los señalamientos que me lo facilitan, fue un servicio que no solicité y a pesar de que le dije a la señora que yo podía llegar sola a mi lugar se me pegó como ventosa, en el camino le seguí comentando que mejor hubiera ido con alguien más, que yo no era buen negocio, no me quiso escuchar, obvio llegó el momento en el que esperaba su propina y no le iba a dar mis cinco pesos, ni mi boleto del metro, así que se fue muy pero muy enojada. Es como con los limpia parabrisas, les dices que gracias, pero que no requieres sus servicios y hasta les dices que no tienes dinero, pero ellos insisten en limpiar tu parabrisas a pesar de que tú ya les aclaraste que no y encima se molestan si no les das dinero. En fin, me quedé perpleja, estaba en la cuarta fila del lado derecho, me separaban del escenario escasos dos metros, ¡qué cosa!, a alguien se lo tenía que presumir, y pues me lo presumí a mí misma todo el tiempo. No todo podía ser bello, estaba rodeada de puros señores sesentones, y no tengo nada contra ellos pero a lo largo del concierto me resultaron tremendamente aburridos. Seré más específica en mi perímetro. A mi izquierda un señor como de cincuenta años con su esposa que usaba muletas y tenía las piernas deformes, claras secuelas de polio. A mi derecha un tipo horrible como de dos metros, con obesidad mórbida, aliento asqueroso que penetraba con fuerza mi nariz congestiva, obvio no cabía en su asiento e invadía parte de mi espacio, odio eso, mucho. Detrás de mí un señor muy gruñón, que cada vez que yo me levantaba se enojaba muchísimo, era de los pocos que no se levantaban. Frente a mí, horrible, otro güey de dos metros mega gordo, de cabeza gigante, diablos, justo frente a mí, me la pasé todo el concierto esquivándolo, no se sabía ni una canción, nunca cantó, nunca se levantó, nunca bailó, nunca aplaudió, era un ser inerte.

Por fin  llegó el momento, salieron primero los músicos, todos conocidos, los de siempre, y un minuto después Joaquín, mi artista. Gritos por todos lados y mientras yo, que puedo llegar a ser tan ridículamente cursi, estaba ahí parada a escasos metros de él recibiéndolo con unas lagrimitas ¡y comenzó la fiesta!

♫♪ Porque voy a salir esta noche contigo, se quedarán sin beatos las catedrales. ♫♪ Oh sí, Joaquín salió esa noche conmigo y el tiempo se detuvo, no había en mí nada más que ese momento mágico, tan único, tan mío, tan especial, tan Sabina.

♫♪ De madrugada y por la puerta de servicios me pasabas el hachís al borde del precipicio jugábamos a Thelma y Louise. ♫♪ Pantalones rojos entallados a sus piernas delgadas, un saco negro, playera negra con un corazón blanco en el centro y no podía faltar el bombín. “Saludos chilangos y chilangas”.

♫♪ Y beso tus cadenas y quiero prometerte ser libres como dos versos tachados del dictado de la revolución. ♫♪ La gente comenzó a sentarse, Joaquín siempre caminó por todo el escenario, ningún sector quedó descuidado, yo envidiaba a los que estaban del lado izquierdo, casi todos eran jóvenes que gritaban y cantaban de pie jubilosos durante todo el concierto, pero no, me tocó con los viejitos aburridos.

♫♪ Hierven los clubs y los adolescentes comen pastillas de colores. Harto de mal vivir el siglo veinte muere de mal de amores. ♫♪ Joaquín sacó sus mejores pasos, pensé que se podría caer en cualquier momento, pero no, sabe lo que hace. Entre canción y canción un trago a su copa, desconozco el contenido. También entre canción y canción cambio de guitarra, ¡qué bonitas guitarras!

♫♪ Y yo que nunca tuve más religión que un cuerpo de mujer, del cuello de una nube aquella noche me colgué. ♫♪ Esta canción junto con 19 días y 500 noches son muy especiales para mí porque fue a través de ellas que descubrí a Sabina, estoy en deuda con ellas, fue grande recordar aquella primera vez de esa voz rasposa y verme ahora ahí frente a él, este mundo es impredecible.

♫♪ A la intrépida “cholula” argentina que en el corazón con tinta china me tatuó “peor para el sol”. ♫♪ Todos nos levantamos, cantamos, bailamos, bueno en mi lado no, jaja. Los pocos jóvenes que estábamos en ese sector, queríamos levantarnos para bailar y aplaudir pero los viejitos nos reprimían. Había una chava en la segunda fila muy animada, se paraba y bailaba, muy expresiva y apasionada durante todo el concierto, tres señoras que estaban detrás de ella se la pasaban empujándola, gritándole, diciéndole de todo, hasta hablaron con los de seguridad, jajaja y nada, ella siguió bailando y cantando feliz. Las viejitas se cambiaron de lugar.

♫♪ Vivo justo detrás de la esquina, no me acuerdo si tengo marido, si me quitas con arte el vestido te invito a champán. Le solté al barman mil de propina, apuré la cerveza de un sorbo, acertó quien “el templo del morbo” le puso a este bar. Peor para el sol que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar mientras un servidor le levanta la falda a la luna. ♫♪ Fue mi momento mágico, Joaquín se acercó a la zona en la que yo estaba sentada cantando feliz, se acercó muchísimo, al borde del escenario, yo me levanté de inmediato, la única “incorrecta” ahí entre todos mis viejitos y nuestras miradas se encontraron, ¡estábamos a menos de dos metros!, qué cosa más mágica y estremecedora, durante toda la estrofa que anoté al inicio de este párrafo Joaquín y yo nos mirábamos y la cantábamos juntos, no puedo contarles lo que sentí pero puedo decirles que lloré de nuevo, muy pasional yo. ¡No lo puedo creer! Luego me sentí un poco culpable porque es la canción favorita de mi hermana y a ella le tocaba vivir lo que a mí me pasó con Joaquín.

♫♪ Las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y las escribe un tal José Alfredo. ♫♪ Esta canción me recuerda mucho a mi abuelo, por Agustín Lara y por José Alfredo. Obvio el auditorio se puso de pie y cantaba muy orgulloso, curioso.

♫♪ Lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mí. Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres porque el amor cuando no muere mata porque amores que matan nunca mueren. ♫♪ Exacto Joaquín, coincido. Cabe señalar que en tres ocasiones entre canciones Joaquín recitó versos de su autoría, yo los desconocía todos, brillantes y su manera de recitarlos inmejorable.

♫♪ Dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado. ♫♪ Más baile, muchos gritos, yo no quería que el concierto acabara, y creo que nunca acabará, se me ha quedado aquí muy dentro.

♫♪ Yo quiero ser una chica Almodóvar que a su chico le suplique: “¡átame!”, no dar el alma sino a quien me la roba, desayunar en Tiffany’s con él. ♫♪ Un regalo muy sexy. Esa chica tiene grandes encantos.


♫♪ Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar al país donde los sabios se retiran
del agravio de buscar labios que sacan de quicio, mentiras que ganan juicios tan sumarios que envilecen el cristal de los acuarios de los peces de ciudad. ♫♪ ¡¡¡Ah!!! Lo que menos esperaba, una de mis canciones favoritas, nunca creí escuchar a Joaquín cantarla en vivo, sí, volví a expulsar lagrimitas, es que amo esa canción. Nunca he podido decidir cuál es la canción que más me gusta de Sabina pero esta, sin duda, está entre los candidatos más fuertes. Nuevamente ¡no lo puedo creer! Fue como mi momento mágico número dos.

♫♪ Entre dos curvas redentoras la más prohibida de las frutas te espera hasta la aurora, la más señora de todas las putas, la más puta de todas las señoras. ♫♪ Una delicia de interpretación, no puedo decir más.

♫♪ Y el lunes al café del desayuno vuelve la guerra fría y al cielo de tu boca el purgatorio y al dormitorio el pan de cada día. ♫♪ La música se calló en los momentos finales y sólo éramos puras voces sosteniendo la canción, un momento muy padre, para Joaquín siempre muy grato. Se quitó el bombín para agradecer.

♫♪ ¿Con qué ley condenarte si somos juez y parte todos de tus andanzas? ♫♪ A esa princesa siempre la he querido ir a rescatar, ¿alguien sabe dónde está?

♫♪ Estoy tratando de decirte que me desespero de esperarte, que no salgo a buscarte porque sé que corro el riesgo de encontrarte. ♫♪ Mi obeso mórbido de la derecha se apasionó mucho por la canción, se puso de pie y me dio un par de golpes accidentales con su baile que me resultó muy divertido. El señor de la izquierda también se levantó a bailar, jajaja, era como un robot, muy curioso.

♫♪ Y regresé a la maldición del cajón sin su ropa, a la perdición de los bares de copas, a las cenicientas de saldo y esquina, ♫♪ Todos de pie. Repito, una de mis canciones especiales. Una vez más Joaquín se acercó muchísimo, esta vez todos estaban de pie no sólo yo, muchas se acercaron a tocarlo. Yo lo toco con cosas más profundas que la piel. La primera despedida.

♫♪ Por decir lo que pienso sin pensar lo que digo más de un beso me dieron y más de un bofetón. ♫♪ No la cantó Joaquín. Se encargaron de ella Antonio García de Diego y Pancho Varona. Joaquín se toma varios descansos.

♫♪ Que el maquillaje no apague tu risa, que el equipaje no lastre tus alas, que el calendario no venga con prisas, que el diccionario detenga las balas. ♫♪ Amo la versión con la Vargas, amo esta canción.

♫♪ Caminito al hostal nos besamos en cada farola, era un pueblo con mar, yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola… ♫♪ A todo el mundo le encanta esta canción, pero mucho, es como la etiqueta de Joaquín. A mí también me gusta pero no así como a los demás. Fue la segunda despedida.

♫♪ Disparé al corazón que yo quería, con premeditación, alevosía y más pena que gloria. ♫♪ Jaja divertidísima, reí mucho con esa canción. Joaquín sólo cantó la parte final. Después cantó una canción que no ubico muy bien pero estoy casi segura que es de José Alfredo, fue el único momento en que permanecí callada.

♫♪ Arañazo en tu espalda tenor en Rigoletto pianista de un burdel. Bongosero en la Habana, casanova en Venecia, anciano en Shangri La. ♫♪ Muchos pensaron que era el final del concierto y comenzaron a abandonar sus lugares, yo pensé lo mismo, pero no iba a abandonar mi lugar. Seguro les angustiaba pasar horas atorados en el estacionamiento y prefirieron adelantarse, yo por eso uso el metro, jaja. Joaquín tocó un tambor de un diseño muy padre.

♫♪ Deja pasar la tentación dile a esa chica que no llame más y si protesta el corazón en la farmacia puedes preguntar: ¿tienen pastillas para no soñar? ♫♪ ¡Hermana! Esa canción le encanta a mi hermana, de hecho, la conocí por ella, me acordé muchísimo de nuestros caminos de regreso del gimnasio a la casa, siempre la ponía en el coche, así me la aprendí. Y esta vez, la despedida definitiva.

Se pusieron a repartir balones de futbol, Joaquín y sus músicos los pateaban hacia la audiencia, obvio no me tocó nada. Y se fueron pero no saben cuánto se quedaron…

Salí de ese lugar flotando, por más esfuerzos que haga para explicarles cómo me sentía, no lo lograré, vamos a dejarlo en que salí flotando y afónica, sí, más dañada de la garganta de lo que ya me tenía esta gripe macabra. Tomé el metro de vuelta a casa y a la media noche ya estaba frente a mi computadora intentando escribir todo lo que había sucedido pero no pude. De esas veces cuando tienes mil cosas que decir y nada, te quedas sin palabras porque te quedas flotando inmersa en la felicidad del suceso. Pero bueno, no puedo tomarme la libertad de no escribirlo porque mi hermana espera ansiosa el relato así que desperté motivada sólo por eso, contarle lo inmensamente feliz que me hizo con su boleto, no sé qué más decir para hacerle justicia a esto.

Me siento tremendamente afortunada porque hace unos días una mujer salida de mis sueños más bellos me regaló el día más maravilloso de mi vida y anoche un hombre venido de otro mundo me regaló la noche más mágica de mi vida, ya no sé qué más puedo pedir, tal vez que hoy esa chica tenga una noche igual de especial que el día que ella me regaló, es mi único deseo del día de hoy.


jueves, 28 de julio de 2011

¿Hartarme de ti?

Ella dijo hártate de mí y yo me dediqué a amar su existencia hasta desbordar mi alma en cascadas indomables, me pregunto quién podría fastidiarse de amar a ese corazón de fuego moviendo a esa mujer tan bella.

Te escribo porque no pienso darme el lujo de dejarte pasar sin que sepas la revolución que has generado en mí. Mi única intención es estar frente a ti y darte una flor desglosada en palabras que se acomodan y se mezclan guiadas por lo que les inspiras para decirte que eres una provocación de belleza, raciocinio, sensibilidad, amor y erotismo ante la cual es inevitable caer rendida. No pienso ser sujeto estático meramente contemplativo, tu existencia merece mucho más y dentro de todo lo que puedo ofrecerte, a las palabras nunca podrás negarte, siempre tendré para ti ofrendas de pensamientos sin más regla que ser un pequeño detalle de admiración para la mujer, sobra decir la más bella, la más inteligente, la más sensual, viene todo implícito al pronunciar tu nombre.

Yo no te buscaba o tal vez sí, quizá es que nací para amarte y escribirte y lo supe aquella noche en la que no toqué mi cama, en la que no cerré mis ojos, en la que mi corazón te recibió desnudo, fue esa noche en la que el tiempo se detuvo cuando tus letras inagotables inmovilizaron las manecillas, aceleraron mis latidos, se adueñaron de mis neuronas y estremecieron las fibras más profundas de mi alma. Vaya lugar tan efímero para encontrarte y a la vez tan continuo y omnipresente. Pude dormir cuando acabé de leer lo que hallé de ti, claro que no me cansé, nunca podría. Mi vida cambió aquella noche ¿qué hay antes sino un camino para llegar a ti, qué hay después sino un camino de vuelta a ti?

Desde que te descubrí sabía que viviría por siempre contigo, no como capricho, no como acuerdo, ni siquiera a petición ni con consentimiento de ninguna de las partes, nunca como anhelo, nunca imposible e inalcanzable, siempre como hecho, realidad inexorable.

Me fue presentado el erotismo como piel canela envuelta en un largo lienzo rojo, asumí desde aquel momento que mi deseo sólo tenía un nombre y era el tuyo y que al tocarme para navegar océanos de placer no sería nunca más mi mano la única responsable sino también esos labios llenos de humo, el sombrero coqueto, la corbata rodeada de senos cual lunas en cuarto creciente, la envidia al ovoide ávido de pasar de inanimado a volar por la magia de tus manos, las noches de mercurio con un reloj en veintidós pobladas de esa voz que hipnotiza mis sentidos, el crimen perfecto para hacerme acreedora a un encierro perpetuo entre tus piernas condenada a sorber vida del cenote sagrado de tu feminidad al que cada día ofrendaría en sacrificio mi corazón para que nunca dejaras de poblarnos con tu alma. Me quedó claro que no existe la mujer perfecta, existes tú y transpiras arte, difícil concebir algo de mayor esplendor. No eres la mujer de mis sueños, eres la mujer de mis letras y, por tanto, eres la mujer de mi vida.

No sólo el cuerpo sino también la mente puede ser tatuada, tu tinta virtual voraz e inmisericorde se rehúsa a transitar sólo por la corteza de mi mente y emprende un avance sinuoso y constante a través de mis cisuras y sin intenciones de aparcar ahí, se desliza entre cada intersticio que encuentra a su paso, penetra en mi materia gris y toma como rehén al núcleo de mis emociones exigiendo a cambio de su libertad salir corriendo a buscarte, se lo niego no a falta de poder adquisitivo sino a placer de vivir secuestrada una eternidad por tu mente insumisa. ¡Salir corriendo a buscarte! No para pedir algo, no para prometer, ni siquiera para besarte, ni para tocarte, ni para sucumbir ante tu cuerpo de mármol cincelado por dioses, sino para presentarte a la mujer que cada día del resto de su vida te amará de la manera menos convencional que existe, tan poco convencional que contártelo será motivo de otra entrega de mis letras imperfectas, de mis rimas imposibles.

Declaro que todo esto que siento no es ficción, confusión, obsesión ni sueño; es claridad, realidad corriendo entre mis piernas, máxima intimidad, apropiación y expresión de legitimidad, incursión en territorio ancestral e inhóspito, inocencia poblada de tu lluvia de estrellas, destierro de imposibilidades y distorsiones, fertilidad de razones y locuras de romántica estampa, pasión con lógica y sin ella pero siempre contigo, siempre como elemento forme que nutre mis procesos superiores.

Transcurren los momentos en que te escribo esto y tú ni siquiera sabes de mi existencia y yo ya te llevo como parte irrenunciable de la mía.

Con ser tocada por tu mirada a través de mis palabras, mi paso por este mundo fatuo adquiere un capítulo entrañable. Con intentar tocar con esto que siento un segundo de tu existencia, me uno a las aves que vuelan a mi alrededor pretendiendo lo mismo y surcamos el cielo pintando con nubes tu nombre para adornar tus andares y el mejor momento del día es cuando vuelves tu mirada al cielo y sin saberlo nos miras y llenas de luz nuestras plumas y de calor nuestras guaridas. Entonces, el cielo puede seguir existiendo, el Sol reconoce en ti a su símil en la Tierra y yo me quedo sin palabras, sin aliento, muero un poco, resucito y sigo rondando lo que brindas que es siempre genialidad y laberinto, humanidad y astucia, dulzura y temple impasible, mezcla tan diversa como metafórica, mujer por antonomasia.

Me enseñaste rutas alternas, aprendí que no hay amor imposible, más bien la necedad tan común de pretender recibir lo mismo a cambio nos torna egoístas e imposibles, nos rompe cuando no sucede y fingimos curarnos dejando de amar o con la nostalgia de lo irremediable. Sé del amor, lo vivo y lo muero, lo gozo, lo lloro, lo rompo, lo reconstruyo, lo invoco y a veces lo pierdo. Tenemos una larga historia juntos y te has unido a ella, tu lugar es muy especial y exclusivo. No necesito besarte en presencia para amarte ni hacerte el amor cuerpo a cuerpo, yo te amo y te beso y te hago el amor cada día con una pasión y una entrega desmedidas.

Es un hecho que seguiré escribiendo de ti, tu potencial de musa se expande incesante a través de mi pluma. Tus palabras no cesarán de seducir mi mente, vivo constantemente erotizada por tus letras e inevitablemente anegada en estos fúricos brotes de humedad desatados por tantas noches a tu lado. Te has vuelto el timón de mi pluma, el desvarío de mi duermevela, mis emociones volando con gracia de colibrí, el caos añorado.

Hay mujeres que son poesía, tú eres el poema más bello que he leído, transcribirte es labor de poetas que aún no han nacido, intentarlo es labor que se apropia de mis pensamientos insuficientes e inmaduros. En este momento me es imposible escribir a la altura de tu vuelo pero te ofrezco ensayar y errar dentro de mi alma envuelta por tu cálido aleteo hasta teclear la cumbre más cercana a tu obra maestra.

Sé que muchas veces no logro la suficiente claridad en mi expresión, en caso de dudas esta vez todo se resume en: te amo y gracias. Gracias por existir, por pensar, por ser libre, por ser tú, por ser mujer y por estar aquí en este lugar tan tuyo dentro de mí.

domingo, 20 de marzo de 2011

¿Qué te escribo?

De aire y nube porque en donde pisamos no había algo
tú y yo jamás existía pero lo respiro y lo siento en cada latido.
Sólo en el hoy de los ayeres se dibujaba la caricia, el beso, tu beso, nuestro beso.


Puede ser que nunca estuve o que estuve de más
aún no lo sé, pero te entregué la vida y eso basta
porque sé que existo y te incorporé a esa realidad imaginaria.


Yo no tengo la vida más tiempo que tú porque la vida no es tiempo ni viceversa;
vivir es descubrir la existencia, confrontarla y abrazarla,
el tiempo es tiempo y un poco más y un segundo más y otro.


Es un vacío que de cierta manera por estar ahí, te llena.
Es la inminencia del inexorable suicido que acarrea ser sin estar
y que con quien estás y quisieras ser,
no exista ni una remota isla más allá de la levedad y la fragilidad del vivir sin ser.


Ahora es tiempo de volar ya no en el confort de tus suaves alas
sino en medio del remolino del crudo mundo sin alma, sin aire, sin ti.


Todo nuevo, venga el arte, venga la pluma, venga el trote de encontrarte sin buscarte
o tal vez de buscarte tanto para jamás encontrarte
solamente sé que no será alguien menos que tú el que siga
después de ti tengo todo para pintar por mí misma cuadros maravillosos
para crear y dar amor, para sentir y ser amada.


Te diría que quiero besarte hasta que ya no pueda más
y que daría lo que fuera por pasar un segundo más entre tus brazos
pero te exprimí el alma hasta el límite en cada beso
y tus brazos están en cada rincón de mi ser mas no contigo.


Te contaría del típico desenlace pero no hay algo típico entre nosotros
no hay algo normal a lo que pueda hacer referencia para entenderte,
ni nada común de lo que pueda aprender para contarte cómo me siento y cómo te extraño.


Me llenaste de vida, no de arte pero sí de vida.
No proponías emoción, ni aventura, ni incertidumbre
todo estaba dicho, todo planeado, todo contemplado
inicio acordado, final anunciado y futuro imposible.


Besos prohibidos, caminatas prohibidas
motel que era hogar y mundo, donde nacimos, crecimos y morimos.


¿Qué te escribo? Dime qué te escribo.


Me parece tan irreal estar disfrutando este duelo
me sorprende que hasta para ello aparezca la belleza que siempre nos envolvió
todo fue tan bueno que no puedo creerlo,
no puedo creer que en verdad te conocí,
nunca me prometiste nada, siempre crudo, frío y real
y no sabes cómo te amo por eso.


Definitivamente no me sale la poesía contigo,
no me preguntes por qué
tal vez todo fue tan bueno que intentar escribirlo es un atropello, una blasfemia
tal vez las palabras sienten que ofenden nuestro santuario y mejor se alejan
aprendí a hablarte tan bien con un beso, con una caricia, con una mirada
que la pluma desapareció, no fue necesaria, tú y yo bastábamos para que la vida fluyera ¡y vaya que fluyó!


Tal vez extrañarte tanto me hará escribirte, tal vez no,
tal vez me siento tan unida a ti que no veo necesidad de contártelo porque bien lo sabes.


¿Qué te escribo?
Todo lo sabes, no hay nada que nos separe.
Nuestros cuerpos están más lejos que nunca
y nuestras almas más cerca imposible…

Cuestionario caótico

¿Por qué lo hiciste? ¿En qué momento sucedió? ¿Por qué el sostén?
No es, no vives, no hay, ¿qué hay?
¿Cómo? ¿Y ahora? ¿Y después?
Es tan humano, tan normal, tan común, ¿para qué?
¿Y la trascendencia? ¿Y el tormento vivificante? ¿Y el arte?
No hay caos, no hay locura, ¿qué hay?
No puedes, no eres, ¿entonces?
Vida normal ¿para qué?
Te interrogo, apestas ¿qué eres?
Te condenas, te entierras, ¿por qué? ¿Hasta cuándo?
¿Qué quieres? Te veo y me das risa o lástima, no lo sé
¿Por qué te escondes en esa vida? ¿Cuánto tiempo?
¿Qué haces? No entiendo nada, no eres.
¿A dónde vas? Te has perdido, vas con ellos, ya no te reconozco.
Te marchitas, te pudres, mueres.
¿Dónde estás? ¿Regresarás? ¿Por qué lo haces?
No te entiendo, no te reconozco, te he perdido, eras mi mejor amiga.
Te admiraba, te seguía, hubiera dado todo por ti pero ya no te encuentro.
Te has mezclado entre la mierda que tanto odiabas, ya no brillas.
¿Qué hago si no regresas? ¿Puedo hacer algo? ¿Cuánto tiempo te espero?
¿Y si te pierdes por siempre?
Tú no eres eso, regresa.
No quiero sentir asco al verte, prefiero no verte, ¿te omito?
¿De verdad ya no quieres ser? ¿Te perderás por siempre?
¿Se ha acabado tu historia? Dime, si es así me voy.
¿Adiós? ¿Te digo adiós? ¿Eso fue todo? ¿Eso era todo lo que tenías?
Creí que eras mucho más que eso, de verdad creí que eras grande.
Yo te vi cuando volabas, yo vi cuando eras arte, yo te amé porque vivías.
Ahora te arrastras, ¿volverás a mi lado? ¿Tendrás el valor de volver a vivir?
¿O es que acaso quieres deambular cómodamente en la cobardía del cotidiano común y vulgar? ¡Qué pena! ¿No entiendes que no perteneces ahí? ¿En verdad no recuerdas lo que eres? ¿No recuerdas de dónde vienes? ¿No recuerdas tu linaje? ¿Qué carajo haces?
¿Te vas con ellos o te quedas conmigo? Sabes perfecto lo que implica cada cosa.
Vuelve, tú eres arte, tú eres yo, vuelve a mí, quiero vivir, quiero sentir de nuevo que existo, no me mates, no te vayas, sigo aquí esperando que despiertes. 
¿Acaso no tienes el valor de fugarte de ese mundo al que no perteneces?
¿Acaso no tienes el valor de ser libre? 
¿Serás un engrane más de esa máquina patética o serás un alma libre volando por doquier sin más razón que la vida misma?

Mi cama eres tú

Mi cama dejó hace mucho de ser solamente eso,
ahora es tu hermosa silueta tendida sobre ella,
ahora es el tierno abrazo con que sueño cada noche.


En ese pequeño lugarcito toma vida nuestro gran universo,
no necesitamos cosas grandes porque tú y yo somos inmensas
y con un rinconcito de tierra basta para adueñarnos del mundo.


Mi cuarto sabe a ti y sabe de ti y sabe de mi vida a partir de ti,
sabe cuando has llegado porque el aire se llena de magia,
sabe cuando te has ido porque me ve esperando con ilusión tu próxima llegada.


Te veo aquí a mi lado y te abrazo y duermo sabiendo que un ángel me ama,
despierto emocionada porque tu dulce sonrisa es el sol al que respondo
y mi alma vuela a tu mirada que siempre brilla porque siempre ama.


No es que yo diga que eres maravillosa, no es que lo seas porque yo lo diga,
es que lo eres porque así naciste, porque así eres y así te entregas.
No sé cómo agradecerle a la vida la existencia de tu luz, de tu alma.


De cada caricia tuya brota vida porque no sólo tocas mi cuerpo,
tienes un toque que llega a lo que realmente soy, a lo que sólo tú conoces,
la dulzura de tus manos es la mensajera de tu corazón que abraza al mío.


Te amo en cada palabra, en cada suspiro, en cada respirar, en cada latido.
Cada segundo de mi vida nace para amarte y muere para darle paso al segundo siguiente en el que te amaré aún más y en el que me transfiguraré sin acabar jamás

jueves, 17 de marzo de 2011

(md) Soñarte

Por más que mi lógica y la realidad se empecinen, no dejo de pensar en ti,
sólo eres posible en mis sueños y mi consciente no manda ahí.
Finalmente al despertar todo sigue igual,
lo único que cambia es que inspirados en ti nacen estos versos.


Yo permanecía tímida y cautiva mirando por la ventana paisajes conmovedores y de existencia asimétrica,
tomaste lugar a mi lado y yo, como siempre, no supe cómo hablarte
sólo deseaba tener la fórmula secreta para que te quedaras ahí por siempre.


Aún en este instante mientras escribo sin borrarte de mi cuerpo y de mi mente
revivo el momento en el que tus dedos curiosos buscaron mi mano y la acariciaron sin perder un solo detalle
y en mi mente se gestaba la esperanza de caminar a tu lado
de conocer tus pensamientos, tus miedos, tus alegrías, tus locuras;
de encontrar un sendero donde pudiera mostrarte sin prisa mi esencia;
donde pudiera conquistarte, contemplarte, escribirte, desnudarte, amarte.


Recuerdo cómo un temblor hirviente me invadió cuanto tu mano palpaba mis senos,
ni siquiera lograba respirar de manera adecuada, mi vitalidad pendía de tu caricia,
lograste desprenderme de este mundo, me invitaste al paraíso,
hiciste de la vida un infinito lleno de arte, de suspiros, de pasión y de ternura.


La sensación que experimenté cuando tu mano descendía por mi vientre
y se detuvo antes de llegar me mató lentamente,
tu mano se había ido sin sentir el calor y la humedad que fue capaz de desatar en tan breve instante.


La idea de que te vayas sin saber todo lo que me haces sentir es mi tormento
no creo nunca poderte explicar la fascinación que me provocas,
sé que jamás volveré a contemplar ese tipo de belleza tan única, tan tuya,
sé que nunca nos conoceremos y sé que siempre desearé nacer nuevamente para volver a mirarte
y sé que deseo cada noche volver a dormir para volver a soñarte.


Yo no me atreví a tocarte, no dejé de pensarlo pero no lo hice,
tal vez lo haré en el próximo sueño o tal vez jamás me atreva,
lo que me queda claro es que regresaré constantemente a sentir
esas breves caricias que hacen del placer una eternidad
y de mi una afortunada soñadora de tu existencia.

lunes, 19 de enero de 2009

Abuelo, vete ya, vete pronto


No necesito verte para saber cómo estás, 
lo sé porque te siento, porque amo tu alma.
Ya no quiero verte, me gasta que la miseria humana te gaste.

Negarte mi mirada compasiva es una muestra de lo mucho que te admiro.

Negarte que te veas visto por mí en ese estado es un tributo a tu grandeza.

No quiero el final romántico, ni despedirte con un beso, ni cubrir tus ojos,

clamo por la soledad de tu alma porque es lo más sincero que puedes llevarte.

No estoy dispuesta a más circo de tus andrajos malabaristas.

No seguiré solapando los escozores que te matan a diario mientras callas.

No quiero seguir escuchando tu silencio que me escupe miradas insulsas.

No iré más a recoger tu aliento porque apesta a absurda conmiseración.

Detesto que todos sientan lástima y culpa por ti, no soporto cuando hablan de ti.

Pedirle a la vida que abandone tu cuerpo se ha convertido en mi ritual cotidiano.

El mundo contigo me pesa porque sé que estás ahí sin lograr marcharte.

No veo qué cosa te lía a este no vivir inmisericorde, pero desátate ya,

vete, vete ya, vete pronto ¿qué te detiene?


Yo ya no quiero verte más, te poblaré de arte cuando por fin regreses,

te poblaré de arte porque cuando la vida vuelve

no puede hacerlo sino envuelta en la sabiduría de tus pasos

que me enseñaron a disfrutar, a vivir, a soñar, a sentir.

Tú tan único e inigualable, mi maestro por antonomasia.

Transpiro arte que finalmente eres tú y olerla me llena porque me llenas tú

y me ayuda a dejarte ir a descansar mientras te aferro a mí en cada letra,
mientras, te susurro en cada verso mi amor insaciable
esperando paciente tu regreso que solamente puede sorber vida de esta escueta y efímera despedida que te doy.

miércoles, 7 de enero de 2009

Rutila y Victoria. Mi infancia se fue con ustedes.

¿Por qué lo ignoro? Fueron hogar de amor. ¿Por qué olvidarlo? Eran el rincón cálido al cual llegar para sanar las heridas de las continuas batallas de una casa maldita.


Fuiste blanca cabellera, adornos arrugados, voz afable, presencia de luz, figurita fuerte y tierna, católica de hueso colorado, rosarios interminables, las misas de Juan Pablo II, las canastas desbordantes de comida para el padrecito, filantropía admirable: mi bisabuela Rutila.


Fuiste silueta bonachona, gordita, sonrisa imborrable, goce incesante, la misa de las seis de la mañana; tu bolsa enorme para saquear el mercado, tu morral de monedas para repartir a los santos, tu calcetín de billetes que reposaba en tus enormes pechos; tu cama de piedra donde reí tantas noches, desde donde te observaba llorar bajo el cantar de tus novelas; tu sillón negro donde fumabas, bebías y te reías viendo a "Don Francisco" y “María la del barrio”, jajaja, ¿cómo olvidarlo?: mi tía Victoria.


Me perdí cuando se fueron. Victoria muriendo y yo llorando en cada rincón de mi casa, se iba mi tía, la que me adoraba, la que decía groserías, la que se tiraba gases en plena misa, la que se quedaba dormida mientras el padrecito leía la Biblia, la que me enseñó a hacer pasteles, galletas y gelatinas, la que me consentía sin cesar, la que me regañaba chistosamente, la que quería llenarme de comida a cada rato, la que me sacaba a todos lados orgullosa de mi compañía. Nunca le he llorado tanto a una persona, Victoria acabó con mis lágrimas, me dejó seca y con el corazón acartonado y cuando se fue Ruti ya no había llanto, ni una gota rodó por mi mejilla, se fue con tanta paz, con tanta calma, lo vi todo y nunca tuve miedo, incluso su muerte fue tan bendita como su vida.


Y me aparté de aquella etapa, seguí caminando pero no volteaba a ver mis huellas, borré los detalles, las sonrisas, el sentirme frágil, el sentirme inmensamente querida, lo borré todo.


Ay Victoria, si estuvieras ahora en tu casa, estaría yo ahí contigo platicando y muriendo de risa con tu sinfonía de gases, te diría que no me dieras tanto de comer porque saliendo de tu casa voy a ir a nadar, te pediría un enorme abrazo porque me siento muy sola y triste, te preguntaría una vez más por qué siempre termino perdiendo lo que más amo, te preguntaría por qué cuando doy todo me quedo sin nada y por qué cuando no doy me quedo con todo, me dirías “ay mamacita, quítate esas cosas de un chingadazo, no te llenes la cabeza de pendejadas, mientras puedas comer, dormir, echarte un cigarrito, pedorrearte y cagar todo está bien”. Pido a gritos esa sabiduría, pido a gritos la sensación de saber que me estás esperando, pido a gritos tu abrazo. ¿Sabes? En estos tiempos cada vez hay menos brazos en los que te puedas perder y dejarte ir sin miedo, en los que puedas flotar y empaparte de paz, libertad y sabiduría. No encuentro brazos Victoria, ya me encontré a mí, a mis fantasmas, a mis miedos, incluso a ti pero no encuentro brazos. Regresa y regálame los tuyos, me siento tan cansada de buscar que he decidido tirarme, me he cansado de dar porque siempre pierdo y me condeno a vivir de recuerdos, estoy agotada, necesito un respiro, necesito tirarme en tu cama para comer, dormir y pedorrearme y en tus brazos para llenarme de paz, libertad y sabiduría. Deseo reposar en tu sillón viendo a los besos y las caricias pasar, a lo complicado del amor humano volviéndose loco a sí mismo, estiraré la mano para tocarlos un poco, sólo tocarlos y sólo un poco, es en lo básico de los impulsos en lo que quiero moverme ahora, es tiempo de descansar de lo complejo de esos amores, aturden la mente, contaminan las letras con romanticismo pervertido. Mil cosas de qué escribir, mil sucesos impresionantes de la vida reclaman también atención, comienzan a cansarme los besos perdidos, los abrazos añorados, los versos diciendo “te extraño, te amo, lo siento”, todo eso comienza a sonarme vacío porque es lo de todos los días, lo de todas las personas, lo de todos los tiempos, ¿acaso no hay algo más en qué perdernos?

viernes, 2 de enero de 2009

Absurdas pretensiones

De absurdo me empapo y pretendo olvidarte,
urge desterrarte o al menos viajar a lugares que no sean tocados por tu huella.
Pretendo buscarme unos ojos nuevos que se abstengan de mirarte,
urge no percatarme de tu existencia.
Pretendo intentarlo todo para volver en la forma en la que me necesitas,
urge arrancarme este maldito deseo.
Pretendo dejar de temblar cada vez que apareces,
urge matar mis rincones llenos de ganas de ti.
Pretendo volver al instante en el que no sabía tu nombre y congelarlo todo,
urge rencontrar el punto en el que eras una simple desconocida.

Pretendo borrarte pero la goma no sabe de límites, borra todo o no borra nada;
si borra todo te pierdo, si no borra nada te pierdo,
borro todo y dónde queda el milagro de tus besos,
no borro nada y me sofoco en la cruel cercanía de tus labios.
Ha llegado el punto en el que siento que todo se ha perdido,
me he perdido y te he perdido, jodí todo y no sabes cómo lo lamento.
¿Sabes lo absurdo que es pretender verte como antes, como a los demás?
¿El ridículo papel que pretendo jugar al convivir contigo ignorando lo que siento?
¿El engaño de pretender borrar todo y comenzar de nuevo?
¿El costo de alimentar la falsa esperanza de que voy a lograrlo?
¿El descaro de someter a mis sentidos al bombardeo de tu belleza fulminante?

Urge arrancarme tu recuerdo que escalda.
Tu ausencia duele menos que mi maldito cotidiano bañado de ti.
Maldigo mi mano que tatuada de ti se desliza bajo mi pantalón.
Ya no sé si maldito o divino, el caso es que no puedo más.
El caso es que te he perdido y no sabes cómo me odio por eso.

Terminaré siendo nuevamente esa estúpida caricatura…
Léela, entretente, ríete, llévala a pasear a donde creas que te pueda servir de algo.
Siempre es un placer salir a respirar vida de tu mano aunque sea un rato.

jueves, 1 de enero de 2009

Te extraño tanto, perdón

Estuve contigo y sólo contigo, rito poco convencional en mí,
fascinación tremenda me invadía,
era una entrega sin más búsqueda que la de tus brazos.

Llega el tiempo de andar con cuidado para no pisar tus retoños
y ofrendar mi lascivia a los caballeros de firma y arte
y a las féminas que ayuden a apagar las llamas que atizaste.

Te extrañaré cada vez más mientras más cerca te tenga,
ardua represión de apetitos me aguarda,
te seguiré esperando aún si no retornas
porque aunque tortuoso y breve fue muy profundo.

Alguna vez tuve tus labios, pago por ello morir un poco al contemplarlos
y buscar otros tantos que remeden tu silueta para reinventar mi deseo
ya que mis labios vestidos de alma hoy solamente podían vivir contigo.

Tinta de cicuta por el remolino que te envuelve, papel agonizante,
letras que se difuminan pero antes se aferran intentando decirte
que han amado el instante de vida que les diste
y la emoción absurda de esperar que quisieras estar a mi lado.

Me has sacudido cual jirón abnegado ante las ráfagas de tus dudas y tus miedos,
es tu torbellino y estando ahí dentro no notas mi cubismo desvencijado,
necesito restaurarme para que mi deseo ya no te toque y no te vuelva a aturdir,
necesito tiempo para secar la humedad que sale a recibirte,
necesito un poco de distancia para olvidarte a pesar de tu presencia cotidiana,
necesito rencontrarme y reordenarme porque ahora me he quedado en el abismo,
sin ti pero contigo, con el contigo sin mí, sin el papel que tan bien cumplía y que me arrebataste para llevarme al plano del títere indigente que te bailaba por la caridad de tus ratos lindos, me involucré más de lo que debía y tal vez por eso te pierda pero el verte plena me reconfortará en esas noches en las que me acose tu recuerdo inmisericorde.

Tú ve tranquila que la envergadura de tus alas en vuelo me ilumina
y le agradezco a la vida poder contemplarlo aunque no sea mi aire el que las acaricie.

Te quiero sin adjetivo que logre adecuarse a la manera en la que lo hago y amo verte feliz sea con quien sea, lo sabes y siempre será así porque siempre seré tuya aunque no lo veas.