domingo, 20 de marzo de 2011

¿Qué te escribo?

De aire y nube porque en donde pisamos no había algo
tú y yo jamás existía pero lo respiro y lo siento en cada latido.
Sólo en el hoy de los ayeres se dibujaba la caricia, el beso, tu beso, nuestro beso.


Puede ser que nunca estuve o que estuve de más
aún no lo sé, pero te entregué la vida y eso basta
porque sé que existo y te incorporé a esa realidad imaginaria.


Yo no tengo la vida más tiempo que tú porque la vida no es tiempo ni viceversa;
vivir es descubrir la existencia, confrontarla y abrazarla,
el tiempo es tiempo y un poco más y un segundo más y otro.


Es un vacío que de cierta manera por estar ahí, te llena.
Es la inminencia del inexorable suicido que acarrea ser sin estar
y que con quien estás y quisieras ser,
no exista ni una remota isla más allá de la levedad y la fragilidad del vivir sin ser.


Ahora es tiempo de volar ya no en el confort de tus suaves alas
sino en medio del remolino del crudo mundo sin alma, sin aire, sin ti.


Todo nuevo, venga el arte, venga la pluma, venga el trote de encontrarte sin buscarte
o tal vez de buscarte tanto para jamás encontrarte
solamente sé que no será alguien menos que tú el que siga
después de ti tengo todo para pintar por mí misma cuadros maravillosos
para crear y dar amor, para sentir y ser amada.


Te diría que quiero besarte hasta que ya no pueda más
y que daría lo que fuera por pasar un segundo más entre tus brazos
pero te exprimí el alma hasta el límite en cada beso
y tus brazos están en cada rincón de mi ser mas no contigo.


Te contaría del típico desenlace pero no hay algo típico entre nosotros
no hay algo normal a lo que pueda hacer referencia para entenderte,
ni nada común de lo que pueda aprender para contarte cómo me siento y cómo te extraño.


Me llenaste de vida, no de arte pero sí de vida.
No proponías emoción, ni aventura, ni incertidumbre
todo estaba dicho, todo planeado, todo contemplado
inicio acordado, final anunciado y futuro imposible.


Besos prohibidos, caminatas prohibidas
motel que era hogar y mundo, donde nacimos, crecimos y morimos.


¿Qué te escribo? Dime qué te escribo.


Me parece tan irreal estar disfrutando este duelo
me sorprende que hasta para ello aparezca la belleza que siempre nos envolvió
todo fue tan bueno que no puedo creerlo,
no puedo creer que en verdad te conocí,
nunca me prometiste nada, siempre crudo, frío y real
y no sabes cómo te amo por eso.


Definitivamente no me sale la poesía contigo,
no me preguntes por qué
tal vez todo fue tan bueno que intentar escribirlo es un atropello, una blasfemia
tal vez las palabras sienten que ofenden nuestro santuario y mejor se alejan
aprendí a hablarte tan bien con un beso, con una caricia, con una mirada
que la pluma desapareció, no fue necesaria, tú y yo bastábamos para que la vida fluyera ¡y vaya que fluyó!


Tal vez extrañarte tanto me hará escribirte, tal vez no,
tal vez me siento tan unida a ti que no veo necesidad de contártelo porque bien lo sabes.


¿Qué te escribo?
Todo lo sabes, no hay nada que nos separe.
Nuestros cuerpos están más lejos que nunca
y nuestras almas más cerca imposible…

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