miércoles, 7 de enero de 2009

Rutila y Victoria. Mi infancia se fue con ustedes.

¿Por qué lo ignoro? Fueron hogar de amor. ¿Por qué olvidarlo? Eran el rincón cálido al cual llegar para sanar las heridas de las continuas batallas de una casa maldita.


Fuiste blanca cabellera, adornos arrugados, voz afable, presencia de luz, figurita fuerte y tierna, católica de hueso colorado, rosarios interminables, las misas de Juan Pablo II, las canastas desbordantes de comida para el padrecito, filantropía admirable: mi bisabuela Rutila.


Fuiste silueta bonachona, gordita, sonrisa imborrable, goce incesante, la misa de las seis de la mañana; tu bolsa enorme para saquear el mercado, tu morral de monedas para repartir a los santos, tu calcetín de billetes que reposaba en tus enormes pechos; tu cama de piedra donde reí tantas noches, desde donde te observaba llorar bajo el cantar de tus novelas; tu sillón negro donde fumabas, bebías y te reías viendo a "Don Francisco" y “María la del barrio”, jajaja, ¿cómo olvidarlo?: mi tía Victoria.


Me perdí cuando se fueron. Victoria muriendo y yo llorando en cada rincón de mi casa, se iba mi tía, la que me adoraba, la que decía groserías, la que se tiraba gases en plena misa, la que se quedaba dormida mientras el padrecito leía la Biblia, la que me enseñó a hacer pasteles, galletas y gelatinas, la que me consentía sin cesar, la que me regañaba chistosamente, la que quería llenarme de comida a cada rato, la que me sacaba a todos lados orgullosa de mi compañía. Nunca le he llorado tanto a una persona, Victoria acabó con mis lágrimas, me dejó seca y con el corazón acartonado y cuando se fue Ruti ya no había llanto, ni una gota rodó por mi mejilla, se fue con tanta paz, con tanta calma, lo vi todo y nunca tuve miedo, incluso su muerte fue tan bendita como su vida.


Y me aparté de aquella etapa, seguí caminando pero no volteaba a ver mis huellas, borré los detalles, las sonrisas, el sentirme frágil, el sentirme inmensamente querida, lo borré todo.


Ay Victoria, si estuvieras ahora en tu casa, estaría yo ahí contigo platicando y muriendo de risa con tu sinfonía de gases, te diría que no me dieras tanto de comer porque saliendo de tu casa voy a ir a nadar, te pediría un enorme abrazo porque me siento muy sola y triste, te preguntaría una vez más por qué siempre termino perdiendo lo que más amo, te preguntaría por qué cuando doy todo me quedo sin nada y por qué cuando no doy me quedo con todo, me dirías “ay mamacita, quítate esas cosas de un chingadazo, no te llenes la cabeza de pendejadas, mientras puedas comer, dormir, echarte un cigarrito, pedorrearte y cagar todo está bien”. Pido a gritos esa sabiduría, pido a gritos la sensación de saber que me estás esperando, pido a gritos tu abrazo. ¿Sabes? En estos tiempos cada vez hay menos brazos en los que te puedas perder y dejarte ir sin miedo, en los que puedas flotar y empaparte de paz, libertad y sabiduría. No encuentro brazos Victoria, ya me encontré a mí, a mis fantasmas, a mis miedos, incluso a ti pero no encuentro brazos. Regresa y regálame los tuyos, me siento tan cansada de buscar que he decidido tirarme, me he cansado de dar porque siempre pierdo y me condeno a vivir de recuerdos, estoy agotada, necesito un respiro, necesito tirarme en tu cama para comer, dormir y pedorrearme y en tus brazos para llenarme de paz, libertad y sabiduría. Deseo reposar en tu sillón viendo a los besos y las caricias pasar, a lo complicado del amor humano volviéndose loco a sí mismo, estiraré la mano para tocarlos un poco, sólo tocarlos y sólo un poco, es en lo básico de los impulsos en lo que quiero moverme ahora, es tiempo de descansar de lo complejo de esos amores, aturden la mente, contaminan las letras con romanticismo pervertido. Mil cosas de qué escribir, mil sucesos impresionantes de la vida reclaman también atención, comienzan a cansarme los besos perdidos, los abrazos añorados, los versos diciendo “te extraño, te amo, lo siento”, todo eso comienza a sonarme vacío porque es lo de todos los días, lo de todas las personas, lo de todos los tiempos, ¿acaso no hay algo más en qué perdernos?

1 comentario:

  1. Oli.. tengo que pedirte un enorme favor.. No dejes de publicar entradas en este blog... Ahmmm... te digo algo? no exagero, pero estoy como en éxtasis.. jeje, y eres la culpable! Estas cosas y el sexo y la música son como lo mejor en mi vida. De verdad sin palabras... qué bello! :)

    ResponderEliminar